Creo que fui conciente de mi relación con el acto de compartir comida, al recibir mis primeros sueldos. Siempre el plan de la semana era llevar a cada uno de mis padres y a mis hermanas a un restaurante distinto. Era una oportunidad para poder saber como estaban, que estaba pasando en sus vidas, y pues comer rico es rico haha 🤣.

Al verlo en retrospectiva; para mi, la comida siempre ha sido una oportunidad de conectar. El exponerse y sér vulnerable por un instante le permite a la otra persona sentirse cómoda para hacer lo mismo.

Por otro lado, la vida me ha llevado a estar en contacto con mucha gente que cocina muy rico: uno aprende 😉.

Las siguientes son recetas que me gustaría tener a la mano, siempre que tenga ganas de compartir con alguién.

Sobra decir que el ingrediente más importante de todas las recetas es el amor. Puede sonar a cliche, pero es que cuando uno cocina con amor, le pone atención a los detalles, uno tiene cuidado de no confundir la sal con el azucar, o cosas así haha. Eso es como las matas, la comida se llena de buenas vibras y uno lo siente. No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas.